Una Batalla en el mes de julio en Centroamérica
Hacienda Gualcho. Batalla del 6 de
julio de 1828 en la cual el General Francisco Morazán derrota a las fuerzas comandadas por el coronel
Vicente Domínguez a mando del ejército federal, quien deja elementos de guerra y se refugia en Los Gramales.
(Santiago de María).
Se da en el
contexto de la guerra contra el estado de Guatemala, dado que el gobierno de El
Salvador rechazó el tratado de paz, llamado “Tratado de Esquivel” firmado en el Paraísal por los comisionados
de El Salvador, Dr. José Matías Delgado y por Guatemala, Manuel F. Pavón.
Gobernaba Centroamérica el general Manuel José Arce, quien había decidido apoyar a los conservadores guatemaltecos que pugnaban por un centralismo unitario que en la practica significaba el dominio guatemalteco sobre la Federación.
San Salvador, ciudad liberal, fue el núcleo de la oposición hacia el unitarismo conservador que se quería imponer desde Guatemala y sede del Ejército Aliado comandado por el federalista y unionista Francisco Morazán. Este ejército contaba con aproximadamente 3000 soldados en su totalidad,
Según carta
fechada 18 de julio de 1828, del Ministro General del Gobierno de Honduras al
Ministro de Guerra de la Federación se reporta lo siguiente:
“Sabemos que las
tropas de Morazán se hallaban en el pueblo de Lolotique legua y quarto (sic)
distante de Chinameca, en que el referido Domínguez tenía cituado (sic) su
cuartel general”
Este relato de la
posición de las tropas de Morazán ocurría cuatro días antes de que se diera la
batalla en Gualcho.
La hacienda de
Gualcho se encuentra en la jurisdicción de Nueva Granada, Usulután; a nueve
kilómetros de Nueva Granada y a doce aproximadamente de Lolotique.
El cerro de El
Gualcho es una loma larga, semi-circular, escabrosa al noreste y la cual se
extiende de este a noroeste de la casa de la hacienda; desde aquí se alcanza a
ver la mayor parte del campo.
La parte mas alta
del cerro es boscosa, de pendientes escarpadas, menos al este por donde se
alarga una estribación o loma algo deforme hacia el río.
El fuerte ataque
desde un principio de las tropas del coronel Domínguez obligó a las de Morazán
a encerrarse tras los cercos de piedra de la hacienda, logrando llegar las
fuerzas atacantes hasta muy cerca del camino, a unos sesenta metros de la casa
de la hacienda.
Se cree que
Morazán en su difícil situación utilizó la siguiente estratagema: le hizo creer
a Domínguez que contaba con más tropas de la que realmente tenía. Durante las
primeras horas del día seis y cuando se le estaba atacando , hacía pasar continuamente
una columna de soldados por un sitio visible para su adversario, como si
realmente llegasen refuerzos a la hacienda, siendo en realidad los mismos que
pasaban repetidamente; mientras tanto parte de las reservas eran conducidas río
abajo sin ser vistas a través de la llanura norte de la hacienda, las que
ganaron la parte alta del cerro de Gualcho, casi a retaguardia de las fuerzas
de Domínguez, y que arrollando el ala izquierda y el centro de éste,
arrastraron al resto a la derrota.
Un notable viajero
de la época, el embajador holandés para Centroamérica, Jacobo Haefkens escribió
así:
“A los pocos días
de la negativa de proceder a la ratificación, es decir el seis de julio ocurrió
un suceso propicio para reanimar el valor de los salvadoreños. El cuerpo al
mando de Domínguez que tenía que mantener alterado y tal vez atacar a San
Salvador desde el lado de San Vicente, tropezó con un grupo de soldados de
Nicaragua y Honduras al mando de aquel mismo Morazán al que con anterioridad
hemos aludido y que en esta ocasión cimentó la base de su grandeza futura, pues
tuvo la suerte de derrotar tan completamente a Domínguez que su ejército quedó
completamente desecho”.
La edición de 1870
de las “Memorias” atribuidas a Morazán, hecha en la imprenta de los hermanos
Rouge y Co. , en Francia, contiene una nota que textualmente se lee así:
“Fundadas sospechas nos hacen creer , que la segunda época de la vida de aquel
valiente e ilustre soldado muy fecunda en acontecimientos, que ocupan la mayor
parte de la historia contemporánea del país, ha sido escrita por el mismo en su
larga espedición (sic) a las repúblicas del sur...”
De estas mismas
Memorias, se narra en primera persona lo siguiente sobre la batalla de Gualcho
: “A las tres de la mañana , que el agua cesó , hice colocar dos compañías de
cazadores en la altura que domina la hacienda, hácia la izquierda, en razón de
ser el único lugar por donde podía presentarse el enemigo. A las cinco supe la
posición que este ocupaba, y pocos minutos después , el jefe de una partida de
observación aseguró que se hallaba a tiro de cañón de las dos compañías de
cazadores”
“No podía ya
retroceder en estas circunstancias...no era ya posible continuar mi marcha ,
sin grave peligro, por una inmensa
llanura, y a presencia misma de los contrarios. Menos podía defenderme en la
hacienda, colocada bajo una altura de mas de doscientos pies, que en forma de
semi-circulo, domina a tiro de pistola el principal edificio , cortado, por el
estremo (sic) opuesto, con un río inaccesible, que le sirve de foso. Fue pues,
necesario, aceptar la batalla con todas las ventajas que había alcanzado el
enemigo, colocado ya en actitud de batirse a tiro de fusil de nuestros
cazadores”
“Conociendo el
tiempo que había de gastar la División en salvar la altura, que se hallaba
entre el campo y la hacienda, hice avanzar a los cazadores sobre el enemigo,
para detener su movimiento, el que conociendo lo crítico de mi posición
marchaba contra éstos a ritmo de ataque”
“ Entre tanto subía la fuerza por una senda
pendiente y estrecha, se rompía el fuego, á medio tiro de fusil , que luego se
hizo general . Pero ciento setenta y cinco soldados bisoños hicieron impotentes por un cuarto de hora, los
repetidos ataques de todo el grueso del enemigo”
Y en otra parte se
lee : “ Cuando la acción se hizo general por ambas partes , fue obligada a
retroceder nuestra ala derecha , y ocupada la artillería ligera que la apoyaba;
pero la reserva obrando entonces por aquel lado , restablecía la línea, recobró
la artillería, y decidió la acción , arrollando parte del centro y todo el
flanco izquierdo que arrastraron , en su fuga, al resto del enemigo
dispersándose después en la llanura”.
Apenas dos años después de los sucesos de 1828 y con la guerra de 1826 terminada, el general Francisco Morazán se convertiría por los siguientes ocho años en el hombre más poderoso de la República Federal de Centroamérica, hasta el advenimiento de un general guatemalteco el conservador Rafael Carrera, quien sería una figura política clave hasta mediados de siglo XIX.
FUENTES
CONSULTADAS:
De Archivo:
Fondo Federación,
caja 9,libro 3, expediente 66
Archivo General de
la Nación.
Fondo Tomás Fìdias
Jiménez
Serie
Hemerógraficos ,sub-serie Histórico-Nacional, recorte de periódico sobre la
batalla de Gualcho, caja 3. (sin fecha).
Bibliográficas:
Anotaciones
Cronológicas 1810-1871, tomo 1, Primera edición 1943, Francisco Monterrey.
Viaje por
Guatemala y Centroamérica
Por Jacobo
Haefkens,
Sociedad de
Geografía e Historia de Guatemala, serie viajeros, volumen 1, 1969. Editorial
Universitaria, 1969.
Memorias,
Manifiesto de David, Testamento.
Homenaje a Morazán
en el Bicentenario de su Nacimiento.
Edición de la
Corte Suprema de Justicia (Labor Cultural).
San Salvador, El
Salvador, septiembre de 1992.