Diplomacia bajo
fuego: el primer embajador estadounidense en El Salvador.
Por Carlos A. Medina Rivera
Más bien, el primer jefe de
legación de los Estados Unidos de América en El Salvador, el diplomático James
Rudolph Partridge (Maryland, EUA 1823-Alicante, España 1884).
James Rudolph Partridge fue un abogado
y diplomático de carrera, graduado de Harvard, político estadounidense y
Secretario de Estado del estado de Maryland, designado por el presidente
Abraham Lincoln en 1862 como jefe de legación a Honduras y breve tiempo después
trasladado a San Salvador donde sirvió como ministro residente durante tres años
de 1863 a 1866. Fue designado Ministro residente el 16 de abril de 1863 pero
presentó sus credenciales ante el gobierno salvadoreño en junio de ese mismo
año.
A San Salvador llegó en tiempos
muy convulsos, en medio de la guerra que entonces sostenían Guatemala y El
Salvador, que dejaría como consecuencia la caída del gobierno de Gerardo
Barrios y el sostenimiento del conservador Francisco Dueñas (1863-1871) por
Rafael Carrera, dictador guatemalteco en
el poder desde 1838 y afín políticamente
a Dueñas.
Estados Unidos vio desde muy
temprano la oportunidad de reconocer diplomáticamente a las recién
independizadas naciones de la antigua América española y Brasil; junto con Gran
Bretaña y Holanda fueron los primeros en mandar representantes al entonces
gobierno de la República Federal de Centroamérica hacia 1824.
Embajadores
viajeros como Squier (1850) ya habían reportado a Washington el interés que
habrían de tener en estas repúblicas del centro del continente. Entre 1863 y
1943 se mantuvo el titulo de Jefe de Legación o Ministro Residente, de 1943 en
adelante se usa el término de Embajada, para propósitos de este artículo nos
referiremos a Partridge como el embajador de los Estados Unidos de América en
El Salvador.
La guerra contra Guatemala inició
en los primeros días de 1863, como represalia al apoyo de Barrios al gobierno
liberal de Nicaragua y a la invasión que Barrios había ordenado a ese país.
Carrera invade El Salvador por el occidente y en la ciudad de Sonsonate
Francisco Dueñas presta juramento como presidente de El Salvador, hecho no
aceptado por Barrios pero que demuestra el control que Carrera tenía en esa
zona del país, además de la influencia en el futuro gobierno conservador.
Gracias a los reportes enviados
por Partridge al Secretario de Estado (Ministro de Relaciones Exteriores) de
los Estados Unidos de América es posible conocer de primera mano la crudeza de
este conflicto para los habitantes de El Salvador, y particularmente San
Salvador en los días duros de 1863.
Los reportes fechados entre el 6
de junio de 1863 y el 17 de diciembre de 1865 dan cuenta tanto de la dureza de
la guerra, como de los eventos en los que el embajador Partridge defendió los
intereses estadounidenses, la salida de Barrios, la victoria de Carrera y el
fusilamiento de Barrios en agosto de 1865. Los informes son dirigidos al
Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, Mr. William H. Seward
(1861-1869), del Partido Republicano.
Estos reportes originales se
encuentran en el National Archives and Records Administration II de College
Park, Maryland, Estados Unidos de América fueron investigados y traducidos por el autor
de este artículo para la obra Gerardo Barrios Recopilación Documental
1856-1878, que tuve el honor de realizar para el Consejo Nacional para la
Cultura y el Arte en el año de 2007.
Dicha obra incluye correspondencia personal de
Gerardo Barrios ubicada en el Archivo General de Centroamérica en Guatemala, la
Universidad de Tulane en Nueva Orleans, EUA, el Archivo General de la República
de El Salvador, Biblioteca del Congreso en Washington, EUA y el National
Archives I en Washington DC. Apócrifamente otros han reclamado autoría de esta
obra pero aclaro mi persona es el autor material de este trabajo, siendo el actual
Ministerio de Cultura su propietario intelectual, que fue publicado por el
citado Consejo Nacional para la Cultura y el Arte y financiada por la embajada de los Estados Unidos en El
Salvador en un tiraje de un mil ejemplares distribuidos a embajadas y
universidades de los Estados Unidos y varios países de Latinoamérica.
Entrando en materia, los reportes
muchos de ellos son escritos en un tono de urgencia ante la situación bélica
que afectaba a El Salvador y como se mencionó, la fecha del primer reporte es 6
de junio de 1863.
En el que se puede leer lo
siguiente:
“La confianza aquí (San Salvador) se debilita, la gente está
sospechosa; no hay entusiasmo contra Guatemala, y en fin, las cosas parecen
estar como de costumbre en estos países, cuando todo el mundo espera un cambio
repentino o violento cambio de administración, y lo primero es buscar una
posición de neutralidad, lo que mantendría a salvo su fortuna.
Carrera sigue en Jutiapa, con una
fuerza considerable, la cual se ha mostrado hacia Sonsonate, en este Estado”
Por Estado el embajador se
refiere a la antigua configuración por estados de la extinta República Federal
de Centroamérica.
En el siguiente reporte escrito a
finales de junio, el embajador Partridge reporta al Secretario de Estado la
presencia de Carrera en Chalchuapa, El Salvador y las dificultades económicas
que atraviesa Barrios al “fallar en conseguir un préstamo por dos millones de
dólares en Inglaterra”, y decir al respecto “dudo si tiene (Barrios) 20 mil
dólares en su cofre”
El embajador no le pudo mostrar
sus credenciales a Barrios pues este se encontraba en Santa Ana y retornó hasta
el 28 de junio a San Salvador, por si fuera poco, Barrios enfrentó una rebelión
de los indígenas de Cojutepeque al parecer por problemas que Barrios tenía con
el obispo de San Salvador y reportaronse problemas en San Vicente, donde el
general Bracamonte partió a sofocarlos.
Lo que si pudo hacer el embajador
Partridge, al menos transitoriamente, fue proteger los bienes de ciudadanos
americanos en San Salvador. Cuando en un intento desesperado de obtener
recursos, enviados del gobierno salvadoreño intentaron confiscar bienes de
ciudadanos extranjeros y en particular de un neoyorquino de apellido Knoppel lo
que relata en su despacho del 12 de julio de 1863:
“De una vez procedí a la casa del
señor Gonzáles (seguido de mi sirviente, con mi bandera) y al serme mostrados
por el señor Prieto en un pequeño cuarto los bienes pertenecientes a ciudadanos
americanos, y que estaban a punto de ser retirados por un oficial del gobierno,
desenrollé mi bandera y la coloqué sobre las cajas en ese cuarto y le dije al
oficial que todos los efectos ahí que eran propiedad de ciudadanos americanos
estaban protegidos bajo la bandera de los Estados Unidos”
En el mismo despacho Partridge
relata que los representantes de Gran Bretaña y Francia (residentes en
Guatemala) le han recomendado el cuido de sus connacionales ante cualquier
emergencia, lo cual comunicó al gobierno salvadoreño.
El temor a las confiscaciones era
generalizado pues el pillaje, saqueos y los empréstitos forzosos eran formas
comunes de avituallamientos en las guerras del siglo XIX, tanto así que según
el embajador Partridge, en San Salvador:
“los bienes de esta ciudad...están ahora bajo
la protección de sus respectivas banderas, las cuales vuelan en todas
direcciones como una forma de protección en caso de asaltos y captura de este
lugar. El mismo Gerardo Barrios ha puesto sus bienes bajo la protección de la
bandera inglesa.”
Para agosto de 1863, se vislumbra
un estado muy difícil pues “la deplorable situación de este gobierno continúa
sin alivio y con toda la perspectiva de empeorar” Relata en su informe el
embajador Partridge que el puerto de La
Unión ha sido tomado por “una expedición de entre 400 a 500 hombres
provenientes de Nicaragua” y que las autoridades del gobierno salvadoreño “han huido
previamente” y que los principales habitantes de San Miguel (¿liberales?)
también han huido.
Solo sostenían a Barrios 4000
hombres y prácticamente el país entero estaba ya en manos de Carrera, a
comienzos de agosto, según los informes de Partridge, únicamente San Salvador
estaba controlado por el gobierno de Barrios.
Las potencias extranjeras también
estaban al tanto de lo que sucedía en El Salvador, “barcos españoles, ingleses
y franceses esperan órdenes para arribar”
y el buque americano “Saginaw” se
trasladó desde Acapulco, México. Obviamente, para la protección de los
connacionales de esos países.
El embajador Partridge medió en
el conflicto directamente entre Barrios y Carrera, a solicitud de Barrios,
Partridge se dirigió a Santa Tecla y le pidió que “procediera a hacer
necesarios los arreglos para una entrevista entre él y Carrera para el cese de
hostilidades”
No se especifica en el informe
adonde tuvo lugar exactamente la entrevista, en la que Barrios quizá inconsciente de su
situación desventajosa afirmó que no entregaría el poder ni a Dueñas ni a parte
alguna del ejército invasor guatemalteco liderado por Carrera. Aunque Barrios
manifestó su voluntad de retirarse del Poder Supremo.
La entrevista duró desde
el mediodía hasta las 5 de la tarde. Por relaciones en los informes,
personalmente se puede inferir que esta habrá tenido lugar ya sea a la entrada
de Santa Tecla o en algún punto cercano donde se ubica actualmente la
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas.
Hacia octubre, la situación de
Barrios era prácticamente insostenible, Carrera ya había avanzado y tomado el
pueblo de San Jacinto, y los generales Zavala y Cerna (sucesor en la
presidencia de Guatemala a la muerte de Carrera) ocuparon el poniente y norte
de San Salvador respectivamente.
Partridge describe lo duro de los
bombardeos, que incendiaron y destruyeron varias casas, matando a mujeres y
niños, y reclama que: “mientras se apunta a la casa del General Barrios y otros
prominentes salvadoreños esos disparos siempre yerran, y las casas dañadas son
las de los residentes extranjeros tales como el vice cónsul inglés…y el cónsul
francés quien escapó por poco de morir por la misma causa”
A su regreso de uno de sus viajes
a Santa Tecla, Partridge da cuenta de haber encontrado las provisiones casi terminadas,
las pipas de agua destruidas y cerca de
250 personas en los hospitales “mal cuidados y sufriendo por las heridas”
No obstante lo insalvable de su
posición, Barrios endurece las condiciones de abandono del poder pues en el
reporte del 12 de octubre de 1863, a dos semanas de su caída, Barrios propone
la retirada del ejército invasor; hecho que provocó una nueva reunión entre
Partridge y Carrera en San Jacinto y después una reunión con el General Barrios
para hacerle saber el rechazo de Carrera.
Drama humano: mientras el
embajador Partridge salía nuevamente hacia el campamento de Carrera, fue
seguido por una multitud de mujeres y niños “en larga procesión”, quienes le
imploraron los dejara continuar bajo la protección de la bandera de los Estados
Unidos “porque si intentaban abandonar a otra hora, aun autorizados y bajo
advertencia, hubieran sido inhumanamente disparados por su propia gente. Los
traje conmigo”
De los últimos días del gobierno
de Barrios, Partridge reporta que la capital está en condiciones “inenarrables
y deplorables”, que Barrios se resiste a irse, lo que ha provocado que los
extranjeros abandonen la capital.
El mismo Partridge reporta su mal
estado de salud pues por “la exposición que he sufrido al sol tropical del
mediodía al cabalgar de campamento a campamento, me han causado fiebres; y he
sido capaz aunque con dificultad, de venir al Puerto y luego a La Unión, donde
espero que unos días me restablezcan”
Barrios sale de San Salvador. En
reporte fechado el 4 de noviembre de 1863, desde La Unión, Partridge informa
que Barrios salió de la capital la
mañana del 26 de octubre, curiosamente día del cumpleaños 40 del embajador
Partridge, y que hubo mucho desorden y pillaje, tanto por las tropas de Barrios
como por la chusma (sic) de la ciudad y por las tropas de Carrera. Barrios
salió con 1200 hombres rumbo a San Miguel, dejando prácticamente sin autoridad
la capital.
Funcionarios del gobierno de
Barrios (su ministro de Exteriores y un empleado del Tesoro) más dos militares
fueron fusilados en el camino a Santa Tecla.
Dos años después de los
acontecimientos de 1863, a principios de 1865, Partridge reporta que “El
Salvador se tambalea bajo una deuda “interior” de 800,000 dólares; además de un
pago secreto mensual de 10,000 dólares a Carrera, personalmente para él y por
el restablecimiento de La Libertad”
Uno de sus últimos reportes en El
Salvador muestra ya algo de optimismo respecto de la situación del país, el del
17 de diciembre de 1865, menciona que la república ha quedado sin convulsiones
políticas o disturbios y no duda en afirmar que “Barrios fue ejecutado en
cumplimiento de sentencia de un Consejo de Guerra, este asesinato (porque no
merece otro nombre) tomó lugar a las 4 de la mañana de ese día (29 de agosto),
sin previa intimación al público el cual se volvió muy exasperado y excitado
tan pronto se conoció la noticia. Hubo señales de una turba y conmoción las
cuales fueron de una vez suprimidas”.
No omite manifestar el embajador
Partridge que no hay un hombre con la capacidad y resolución para sustituir a
Barrios en el Partido Liberal (¿crisis de liderazgo ya en el siglo XIX en los
liberales?), que acaban de pasar elecciones para diputados y que las Cámaras
(entonces El Salvador tenía un Legislativo bicameral, hecho que cambiaría con
la Constitución liberal de 1886 y que aún se mantiene a la fecha) se reunirán
en enero de 1866. Respecto de las finanzas públicas menciona que la “situación financiera está
mejor desde que se exige que todas las obligaciones en las aduanas se paguen
con dinero” y que respecto a la deuda el gobierno ha anunciado que pagará “el
primer compromiso de interés el 1 de enero de 1866”.
Quizá a muy pocos de los
aproximadamente 55 embajadores estadounidenses les habrá tocado experimentar
conflictos tan duros como el que vivió James Rudolph Partridge en El Salvador,
comparables en intensidad solo a los momentos álgidos del conflicto armado
entre 1980 y 1992.
¿Qué fue de James Rudolph
Partridge después de su paso por El Salvador?
Bajo un nuevo gobierno en
Washington después del asesinato de Lincoln, con la Guerra Civil terminada en
victoria para la Unión, y en la presidencia Andrew Johnson; Partridge regresó a
Baltimore, según el periódico Baltimore Sun en su edición del 26 de febrero de
1884; fue hasta 1869 que Partridge volvió al servicio exterior, esta vez a
Venezuela, donde estuvo hasta mayo de 1870, cuando regresó a Estados Unidos
debido a la salud de su hija. Partridge ya había perdido a su esposa Mary
Baltzell Partridge en 1854. El embajador tuvo dos hijas, Francis Eleanor y Anne Mary ambas
fallecidas en su juventud a los 22 y 32 años respectivamente.
Entre 1871 y 1877
sirvió como embajador en Brasil. Entre 1878 y 1881 trabajó en la comisión que
estudió los reclamos mexicanos hacia los Estados Unidos por cuestiones
fronterizas. Su último trabajo diplomático fue ante el gobierno de Perú, donde
permaneció un año y fue sustituido.
Por razones de salud decide viajar a
Europa, visitando Havre en Francia, Turquía, Egipto, Tierra Santa y Beirut,
donde tuvo complicaciones cardíacas, volvió al continente europeo via Malta y
se trasladó a Málaga de donde decidió ir a Marsella, Francia, cuando se
movilizaba rumbo a ese puerto francés, sufre una complicación de salud en
Alicante y en España fallece, presuntamente de un suicidio. Aunque este mismo
medio cita a parientes que afirmaron que Partridge no era del tipo de persona
que buscaría por su propia mano acabar sus días, sino más bien lo atribuyen a
un paro cardíaco en Alicante, España y que el cable confundió las palabras en
inglés “seaside” por “suicide” de sonido similar.
Partridge fue sucedido en El
Salvador por Alpheus Starkey Williams (1867-1869).
Los restos de Partridge descansan en el Green
Mount Cemetery en la ciudad de Baltimore, estado de Maryland, EUA
Fuentes:
Libro: Gerardo Barrios.
Recopilación Documental 1856-1878. Consejo Nacional para la Cultura y el Arte,
San Salvador, 2007.
Sitios de internet:
www.state.gov, sitio oficial del
Departamento de Estado de los Estados Unidos
The Baltimore Sun, febrero 26,
1884.